Los comienzos son complicados

Todo comienzo es complicado,

entre ellos está el miedo a comenzar a escribir en una hoja en blanco, literalmente. Plasmar las ideas es uno de los actos más valientes y sinceros que cualquier persona que lo pretenda deberá pasar por ello. 

Realmente iniciar un blog se le puede pasar a uno por la cabeza tantas veces como cuando te ves frustrado o decaído, es decir, en esos momentos de debilidad interna. Y tantas veces hemos excluido la idea como tan rápido se ha pasado ese momento, así como una idea pasajera. 
Esta vez para mí es una de esas primeras. 

Realmente comencé con la idea en Instagram pero me da la sensación de que al final es una red en la que prima más darle like a la imagen que atender si quiera a si hay algo detrás de ella o, mismamente, debajo escrito, justo a la vista del ojo. Por ello, intento no perder la esperanza y he decidido darle una oportunidad a esto de los blogs.

La idea de este es plasmar, básicamente, la información que se me venga por la mente y algo así como desahogarme, pero intentar hacerlo de una manera "bonita" a mi entender, eso se refiere al arte, más allá de los gustos estéticos de cualquiera. Al arte mezclado un poco con mi vida o los pensamientos y recuerdos. De ahí el título "L´eterno ritorno", la memoria.

Por ello veo más que necesario iniciarlo con un artista de finales del s.XIX, Paul Gauguin, pintor (entre otras artes) y escritor a medias; pintor, porque obviamente pintaba y escritor a medias, porque necesitaba de esta, la escritura, la interpretación mediante la letra para explicar sus cuadros al resto de la sociedad. Como otros tantos artistas que necesitaron la letra, mediante manifiestos para defender su obra, aunque en él me parece algo más exclusiva su intención.
Gauguin sumido en una sociedad francesa Positivista, de aire refinado, racionalizado y jerarquizado, se encontraba trabajando como agente de bolsa y en medio de un matrimonio con la danesa Mette-Sophie Gad (1850-1920) y cinco hijos con los que se trasladó a Copenhague proclamando ya un fracaso tanto en el oficio como en su matrimonio.
Casi al mismo tiempo que su trabajo de cara a la sociedad, Gauguin también comenzó a dedicarse a la pintura y tras la caída de bolsa será cuando se dedique por completo a esta, mortificando una vida artificialmente construida junto a lo que antes llamaba familia y de la que se fue alejando hasta hacerlo completamente.

A pesar de la inevitable actitud dudosa de sus compañeros, Gauguin anunció su partida a Tahití, como leyenda esto es bastante idealizado, pero si nos paramos a observar su verdadera realidad, fue totalmente desesperado, puesto que su trabajo se había venido abajo y no disponía de más ahorros y mayores oportunidades, la llamada de atención que se daba para repoblar colonias francesas fue como una última esperanza en encontrar algo de valor en el camino, algo que le motive y por supuesto, algo que llevarse a la boca. Con todo ello, marcha a Tahití y comienza su idealizada vida entre sus habitantes, aunque más precisamente, junto a una de ellas. 

De esta huida, surgieron muchos aspectos, entre ellos, las cartas que escribe a diferentes personajes (recogidas en Noa Noa) y que a cada cual describe su vivencia de una diversa manera (de aquí lo de "escritor a medias"): a su mujer, la escribe como lo que era, un hombre arruinado y que se moría de hambre y digámoslo también, de enfermedad, a la que pedía dinero para poder subsistir y a quien hablaba con palabras dulces. Por otro lado, estaban sus compañeros, a quienes había dejado en Francia como cobardes por no querer aventurarse y dejar toda aquella sociedad burguesa, llena de bombines flotantes que marchan entre una multitud desgastada, homogénea, que manchan sus matrimonios entre salidas diurnas a los Cafes y cabarets. Que exponen una verdad entre mentiras. A estos, les hablaba del paraíso terrenal, de mujeres bellas que andaban desnudas, de manjares, de libertad. Algo que en fondo no era del todo cierto, pues era un país que estaba comenzando a ser civilizado, pero que en parte aún contenía la magia, el origen, la idea de que no ha llegado a ser del todo transformado por la razón, esa razón que transmite una verdad a medias. 

Esto es lo que Gauguin, a pesar de sus ambiciones, de lo que a simple vista parece un objetivo desesperado por sobrevivir revela: "La verdad de la mentira y la mentira de la verdad", es decir, su intento de liberar la verdad, una verdad que se ocultaba bajo las ideas naturalistas/realistas del momento en que vivía, donde la familia era el núcleo principal y esencial para conformar una vida respetable. Quiere decirse, sin dejarse llevar por los placeres mundanos, algo que igualmente estaba en boga, la denominada femme fatale, la mujer vampiro como llamará Munch. El intento de plasmar una visión que pretende ser verdad pero que ante unos ojos que observan no lo es.
Gauguin arrebata todo ese ideal y trata de mostrar otra verdad, una que se encontraba lejos de la burguesa, de la metrópolis y que se acercaba a los orígenes más lejanos, donde la naturaleza presidia el escenario y los rituales parecían estar más cerca que la hora de tomar el té. Esa verdad que se había quedado atrás pero que existía al mismo tiempo que existía el hombre del bombín entre la muchedumbre como diría Baudelaire. Muestra su verdad, la interior, un intento de abrir su mente y exponer a través de los colores, las formas, los olores, la musicalidad, las sensaciones... una realidad completa.

Es por ello que Gauguin necesita explicar sus obras, darles un contexto que sus contemporáneos pudieran entender cuando vieran el cuadro (y poder comprarlo). 

Un contexto que era explicado a través de la verdad de la mentira y la mentira de la verdad. 

Con todo ello, espero haberme abierto un poco a lo que entiendo por valiente y en parte por sincero, no solo somos razón, también es necesario el corazón para ser veraces con nosotros y con el resto. 
Al final las verdades son una construcción que parten de miles de factores y es nuestra responsabilidad abrirnos a ellas o cerrarnos, pero que nunca sea por la intromisión de la masa.

Mahana no atua, 1894
(La niñez, la juventud y la vejez)




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